Alejandro González Iñarritu

 


Alejandro González Iñarritu / De pantallas grandes a redes sociales.
De los tiempos aquellos de las apariciones Rockocós en TVyNovelas (revistilla de ese Pop de pan dulce envuelto en papel celofán), la peli Amores Perros llegaba como estreno a las pantallas del Hipódromo, Estadio, Manacar y varios más.
Coincidían los inicios de las redes sociales, cuando aquel cineasta padre de dicha pieza de arte chilango -quien se hacía cada día más popular que el mismísimo Chabelo- tomaba prestados los trazos de “Rocko” para usarles de foto de perfil en su cuenta personal de Facebook.
Cual se espera de un solidario creativo que domina y respeta los abecés del derecho de autor, el genio de Babel se dio a la tarea de buscar al desconocido fulano que lo había inmortalizado en tinta, y a bien dio con él por esa misma vía.
Se saludaron fríos, como hacen los extraños a la sana distancia virtual, pero al paso se fueron contando cosas de sus andares y pensares del arte y cosas peores, y en tanto y tanto de esto y aquello se hicieron amigos por aquella idílica temporada en que aún se le podía ver a Gael en la pantalla grande, poniéndonos ejemplo de cómo se hace buen uso de la lavadora en funciones (incluso de esas, de las malamente olvidadas ‘permanencias voluntarias’).
Se supo al tiempo que algún fan afanado con el Negro logró hackear su cuenta, por lo que don Veintiún Gramos no tuvo más que cancelar su perfil, con todo y la caricatura de Garduño.
Texto: Alberto Sánchez López

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